Hay un sortilegio muy simple que se conoce como
Un viernes cualquiera, se coge un trozo de papel blanco y se escribe en tinta virgen el nombre de la persona a quien se quiere enamorar.
Sobre esta hoja escrita se queman durante cinco días seguidos cinco velas, todas ellas de distinto color, mientras se salmodia en voz baja el nombre de la persona deseada o amada.
Pasados los cinco días, se coge el papel y se quema con cerillas de madera, las cuales harán que el papel se convierta en cenizas, y entonces se pide la intervención de San Marcos de León para conseguir que se realice su deseo, tras lo cual el oficiante soplará bien fuerte sobre dichas cenizas que al ser llevadas por el viento, lograrán que se cumpla el deseo del oficiante.

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